Domi del Postigo
El reto de entretener seriamente. Radio y Televisión
Biografía
Aquel viaje en tren...
Nací, aunque uno de eso nunca se acuerda, en Bilbao. Allí mi padre, malagueño, emigrante interior, trabajó como encargado de obra durante dieciséis años. Estas líneas que continúan la historia son sólo un relato subjetivo que pretende no ser engañoso, y poco más…
Mi padre siguió trabajando en la construcción de acá para allá hasta jubilarse. Pero mi madre, que se ahogaba por no ver el cielo que sí veía en Andalucía durante los años que vivieron juntos en el Norte hasta enfermar, volvió al sur y nos devolvió a mi hermano y a mí a su Málaga de origen cuando ambos éramos aún niños pequeños…
Sí que me acuerdo de aquel viaje en tren que duró un día completo. Recuerdo cómo miraba por la ventanilla el paisaje que se reflejaba como una película que marcaría, quizá, mi afición por el cine y los viajes. Tuve tiempo sobrado, cuando aquella madre se adormilaba con su niño más chico sobre sus piernas, tan sola sin el padre de sus hijos en el tren de aquellos años, para transitar por los vagones de segunda y tercera clase. Vagones como contenedores extraños llenos de hombres de piel morena que hablaban de otra manera, lejos de los coches-cama y del vagón restaurante. Supongo que transité por aquellos vagones que no dejaban de traquetear como si fueran a soltarse, emocionado e inquieto, como quien habita una metáfora del tren de la supervivencia,el tren en el que habría de subirme años más tarde…
El muchacho que fui trabajó para echar una mano en casa, mientras estudiaba. Vendió libros puerta a puerta, descargó algún camión en el puerto y fue camarero de noche en un bar de copas y durante el día en un par de restaurantes. Todo ello sin un ápice de ternurismo dickensiano. Eran las cosas que hacían los chaveas de barrios obreros como aquellos en los que crecí en la Málaga de la década de 1970…
Siempre quise ser médico. Aún hoy me interesa especialmente la medicina. De niño estudié en el Colegio Nacional Generalísimo Franco —hoy Colegio Doctor Fleming, en Málaga— , y después en los institutos públicos Nra Sra de la Victoria (Martiricos) y Polígono de Cártama —hoy IES Salvador Rueda— En ellos cursé los denominados entonces BUP (Bachillerato Unificado Polivalente) y COU (Curso de Orientación Universitaria), hasta superar la Selectividad para acceder a la Universidad. Pero la modesta nota media con un bachillerato sin conciencia adolescente de un mañana en aquel contexto de país aún constituyente, me impidieron alcanzar la alta nota de corte que se necesitaba para entrar en Medicina. Aquello determinó toda mi vida profesional…
Fui uno de tantos jovenzuelos politizados de la Transición. Fui un muchacho que, por ejemplo, ya se había manifestado con 13 años en las calles de la incipiente democracia gritando por la autonomía andaluza el histórico 4 de diciembre de 1977 que hoy legitima el denominado Día de la Bandera en Andalucía. Me matriculé en Derecho impulsado por el ardor no guerrero de trabajar por la justicia. Y allí anduve tres años obteniendo, incluso, una Matrícula de Honor, dispuesto a mejorar el mundo influenciado por una década en que todo se creía posible en aquella España con retraso de décadas en haberlo creído antes. Luego llegaría, claro, el desencanto político (el social y familiar ya lo había filmado Chávarri en su película sobre la familia Panero, en 1976) Aquel joven que fui siempre sintió la necesidad de servir para algo, por un lado, y el compromiso de irse de este mundo terrible y maravilloso sin haberlo empeorado…
Una primera novia le enseñó a aquel niño crecido entre bloques alineados de VPO, sin árboles en las aceras, a escuchar a Serrat, a ir al teatro y, junto al Bibliobús que pasaba por el barrio los viernes, a leer algo más que tebeos de la ‘Marvel’. Creo que fueron aquellas canciones las que me enseñaron a trascender de lo inmediato, a no ir andando siempre por la calle como el generacional Toni Manero de la película ‘Fiebre del Sábado Noche’ y a estudiar simultáneamente en la Escuela Superior de Arte Dramático y en la Universidad…
Y en esto se cruzó la Radio. Comencé en la FM de RadioCadena Española, la antigua Radio Juventud. La carrera radiofónica entonces se basaba en el talento, la disciplina y la experiencia adquirida desde el meritoriaje. Así que terminé absorbido a tiempo completo por el trabajo ante el micrófono sin haber completado la carrera de Derecho. En un tiempo récord ya todo fue oficio periodístico y comunicación. Desde los inicios, aquel joven aprendiz empezó a desarrollar su personalidad en los Medios…
No había facultad de Periodismo en Málaga para redirigir la ruta universitaria. Como tampoco había una exigencia de poseer el título para ejercer la profesión y las circunstancias impelían a seguir trabajando para ayudar en casa al tiempo que aprendiendo, no se podía perder el tren a la hora de aceptar ofertas como la de la recién nacida emisora autonómica andaluza: Canal Sur. Emitiendo desde Málaga para toda Andalucía me convertí en una de las voces fundacionales de la radio pública andaluza. Pasaron cosas y cuando dirigiía un programa viviendo ya en Sevilla pasó otra más. Desde allí me fui a Madrid, a Antena 3 Tv, recién estrenadas las televisiones privadas en España, atendiendo la llamada de un grande del periodismo audiovisual español, el hoy tristemente desaparecido Jesús Hermida. Viví en Madrid varios años, volví a Andalucía para hacer diversos programas de televisión, incorporé secciones sobre Libros en todos los programas y presenté algunos formatos -como un concurso sobre lectura juvenil llamado Librolandia- a varias televisiones.
También viajé, sobre todo a La Habana y a otros festivales de cine latinos por el mundo y publiqué esas crónicas y otras cosas en los primeros números de la revista Cinemanía. Aquel profesional que yo ya era comenzó a escribir en los periódicos, interpretó personajes en algunas películas, hizo teatro, presentó galas y otros programas de televisión, hizo de narrador y puso voz a programas documentales e incluso a algún doblaje, pregonó fiestas y efemérides, moderó debates electorales y de política general, escribió guiones, ideó publicidad, dirigió equipos de programas, fue responsable de contenidos de cadenas locales, realizó sus propios documentales, obtuvo algunos reconocimientos -como el Premio CERMI Andalucía- y dio alguna charla en la universidad. Se vivió la vida viajando, como casi todos, en dirección a Ítaca, sufrió la pérdida de amigos populares y relevantes y de personas aparentemente pequeñas y anónimas a las que quiso igual o más, y por eso aún lloro y también por eso aún rio siempre que puedo…
Tarde tuve a mi primer hijo, el que pensé mi última aventura, la única verdaderamente épica, la del desensimismamiento y el amor sin caducidad. Luego me nació mi segundo hijo, él tan chiquito y yo ya tan grande, casi el día de Reyes de 2019, el mayor regalo, con ocho años de diferencia con su hermano. Y así, hasta hoy.
Un hoy para seguir en la búsqueda y en los hallazgos para seguir. Un hoy sin parar de trabajar este oficio que es manera de vivir, aunque ya casi no se pueda, cuando todo parece haberse vuelto líquido -como apuntaba Bauman-, lo que nos hace caminar algo perplejos y torpes hacia no sabemos bien qué futuro en red.
Desde 1999 no paré de escribir en el diario La Opinión de Málaga, una columna los jueves, una página los sábados y alguna vez publiqué una entrevista. No dejé de hacer radio ni de ser presentador de Tv ni tampoco de ser actor cuando surgió la ocasión. Continué en el Festival de Málaga, del que formé parte desde su inicio en 1998. En la cadena SER dirigí el programa ‘A Vivir Andalucía’. Algunos años después me encargué del programa «Días D» otra vez en Canal Sur Radio Andalucía…
Un día alguien que se preocupó por mi despreocupación promocional me convenció para hacerme esta página web. Me pidió que escribiera algo sobre mí. Esto es lo que me salió. Después la Vida siguió jugando sus cartas. Pasaron y siguen pasando muchas cosas. Entre ellas que mi padre y luego mi madre se quedaron a vivir para siempre ya sólo en el recuerdo… Así que, a los hechos me remito, hoy, ya con cierta edad y en paralelo a mi trabajo, también me dedico a criar a mis niños.
Será por eso, supongo, que pese a todo lo expuesto y lo callado, cuando en octubre de 2022 me eligieron Presidente del Consejo Audiovisual de Andalucía, seguí teniendo la absurda sensación de estar empezando…